¿Qué se esconde detrás de las sectas?

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa

I. Aclarando algunos términos

Antes que nada, es necesario aclarar algunos términos usados en el ámbito popular, puesto que en este asunto hay mucha incertidumbre.

Cuando se habla de los “protestantes”, el pueblo en general se refiere a los que son cristianos pero no católicos. Los que sabemos algo más, nos referimos a los grupos que derivan directamente de la Reforma Protestante del siglo XVI: luteranos, calvinistas, presbiterianos, bautistas, etc.

Cuando se habla de “hermanos separados”, el pueblo en general, que tiene un cierto contacto con la vida de la Iglesia, se refiere a todos los cristianos que no son católicos. Nosotros nos referimos a los ortodoxos, anglicanos, protestantes y otros grupos que no son fanáticamente proselitistas y anticatólicos.

Al hablar de “evangélicos”, excepto los testigos de Jehová y los mormones, todos se consideran evangélicos. Es una tradición que viene desde Lutero, en oposición a “católicos”.

Por lo que se refiere a las “sectas fundamentalistas”, se trata de una expresión genérica, que abarca los grupos que empezaron desde principios del 1800: mormones, adventistas del 7° Día, testigos de Jehová, pentecostales, “cristianos”, etc. Su característica: salvar lo “fundamental”, que consiste esencialmente en la interpretación “literal” de la Biblia y la espera del regreso “inminente” de Cristo.

Hay otra categoría más que los especialistas denominan “sectas destructivas”. Se refieren a esos grupos, religiosos o no, que provocan en sus adeptos una serie de daños, como la pérdida del libre albedrío, sometimiento “voluntario” al líder y deterioro en las relaciones familiares y de las amistades, llegando incluso a la ruptura total con la familia. A este tipo de grupos nos referiremos más ampliamente por el problema social que representan.

II. Grupos proselitistas

Los Apóstoles de la Palabra, desde un punto de vista eminentemente pastoral, preferimos usar, en lugar del término “secta”, que tiene un sentido peyorativo y una carga negativa, la expresión “grupos proselitistas”.

Este término resume la actitud más común de la mayoría de los grupos religiosos en relación con los católicos: el proselitismo, es decir un deseo desmedido de conquista, que no tiene reparo en utilizar hasta la calumnia y el desprestigio para lograr sus fines. Al menos en el caso de México y América Latina, no obstante las diferencias ideológicas y organizativas existentes entre un grupo y otro, todos tratan de “conquistar almas” a expensas de la Iglesia católica y las demás Iglesias históricas.

III. Características fundamentales de las sectas destructivas

Puesto que este tipo de grupos representan un verdadero peligro social, explicaremos algunas de las características que las hacen peligrosas, siguiendo a un experto en la materia, Steve Hassan, quien presenta algunos aspectos en común en las llamadas sectas destructivas: Control del Comportamiento, Control de la Información, Control del Pensamiento y Control de las Emociones.

a) Control del Comportamiento. Consiste en regular la realidad física del individuo. Este tipo de control se logra de diversas maneras. He aquí las más significativas:

+ El líder decide dónde, cómo, y con quién viven los miembros. Esto le permite que el miembro esté siempre disponible para ser bombardeado con información que proviene del propio grupo.

+ El líder decide qué ropa, colores, y estilos de cabello usa la persona. Esto favorece que surja un sentimiento de pertenencia y de aceptación al grupo, al mismo tiempo que se debilita la identidad individual.

+ Los dirigentes también regulan qué comida comen los adeptos, que toman, que aceptan o rechazan. Esto les permite debilitar la capacidad crítica del individuo por medio de la fatiga, pues les permiten tomar sólo alimentos altos en azúcares y bajos en proteínas.

Dependencia financiera. Cuando se depende económicamente del grupo, las opciones de llevar una vida independiente son muy escasas, por lo cual el miembro está obligado a seguir las reglas que le impongan. Esta dependencia crea un sentimiento de culpa cuando se desobedece, puesto que se le recuerda al adepto que el grupo le ha dado todo lo que necesita para vivir.

Poco tiempo gastado en entretenimiento o vacaciones. Siempre se tendrá al adepto en algún trabajo «importante para la salvación de la humanidad» o algo así. Se le asignarán tareas, incluso con meses de anticipación, para que no pueda disponer de tiempo libre. Los miembros de sectas destructivas casi nunca pueden salir de vacaciones o con la familia, debido a que esto les dará tiempo para pensar por sí mismos, descansar, y disfrutar una vida lejos del grupo.

Se le exige una cantidad importante de su tiempo para recibir la enseñanza de la secta y asistir a las ceremonias. Esto le deja poco tiempo para la vida personal y familiar.

El adepto debe pedir permiso para tomar decisiones importantes. De este modo los superiores del adepto siempre tomarán las decisiones por él, en caso por ejemplo, de que un miembro quisiera hablar con un experto sobre sectas, los superiores le podrán negar el permiso.

b) Control de la Información. Consiste en restringir el acceso a la información externa, que podría motivar la reflexión crítica en los adeptos. Pero también implica facilitar a los miembros la información que se desee. El control de información en las sectas se logra de varios modos. Uno de los más comunes es el uso del engaño, evitando que el nuevo miembro reciba información, distorsionando la información para hacerla aceptable y hasta mentir descaradamente.

El acceso a fuentes externas (libros, revistas, periódicos, programas televisivos y radiofónicos) está prohibido, puesto que se trata de información “mundana”, esto es, ajena al grupo. Lo mismo por lo que se refiere a personas que puedan proporcionar información crítica sobre el grupo: ex adeptos, investigadores, etc.

Otra manera de evitar que el adepto reciba información externa es sobrecargarlo de actividades, que no le permitirán reflexionar sobre su situación. Además, el líder del grupo decide qué información necesita conocer cada quién.

c) Control de Pensamiento. Implica aceptar totalmente la doctrina del grupo como la verdad absoluta. Una vez aceptada como verdad la doctrina de la secta, esto filtra la información que llega al individuo. Tomemos por ejemplo el fenómeno OVNI. Si alguien que vivió en 1800 viera una luz en el cielo, seguramente pensaría que son fantasmas. Pero alguien que es un fanático de los «Expedientes Secretos X», estará seguro que es un OVNI.

En este mismo sentido, la información proporcionada por la secta, afecta íntimamente la visión de la realidad del individuo: Si la doctrina de una secta orientalista es que el líder es un ser cien por ciento espiritual, incapaz de hacer daño, casto y sin intereses sexuales, un miembro convencido de ello verá una relación sexual del líder con la adepta como un ritual mágico para despertar la energía de la adepta, mientras que alguien de afuera lo reconocerá inmediatamente como abuso de poder o coerción sexual.

Otra forma de control de pensamiento es propiciar en los adeptos una visión maniquea de la realidad. Ellos son los buenos, y cualquier extraño (periodista, desprogramador, psicólogo, gobernante, religioso) que los ataque es por consecuencia un ser malvado. Por eso cualquier crítica al propio grupo es vista como un ataque de los que aún están en el mundo.

d) Control de las Emociones. Consiste en hacer que el adepto sienta que todos los problemas son su culpa, nunca del líder o del grupo. En efecto, en ciertas sectas, cuando un miembro no puede traer tantos «prospectos» (futuros miembros) al mes, se le dice que es su culpa. No se incluye la posibilidad de que el prospecto no quiso ir, o que se enfermó, etc.

Si el líder toma una mala decisión, la atribuirá a la mala información que le trajeron los adeptos, o a su «falta de oración». Si un miembro se enferma y el líder no lo sana «milagrosamente», fue su «falta de fe». Si un miembro no logra alcanzar la iluminación, se le dice que «medite más». No se piensa que la meditación no sea un método válido. Conclusión: Siempre es culpa del adepto.

También hay un uso excesivo del miedo, pues al adepto se le inculca el miedo de pensar independientemente, puesto que puede caer en el error, o el demonio lo arrastrará, ya que sin el líder “no podrás guiarte en el bien”.

IV. Pero ¿qué se esconde detrás de las sectas destructivas?

En primer lugar, un líder autoritario y carismático que busca y utiliza a las personas para satisfacer necesidades propias y del grupo, a través de métodos proselitistas poco éticos.

Pero también se esconde un problema pastoral al interior de la Iglesia católica, que aún tiene serios problemas para atender adecuadamente a su feligresía, brindándole información oportuna sobre las sectas destructivas.

En efecto, si los católicos estuvieran debidamente atendidos, no entrarían fácilmente en grupos destructivos.

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